La realidad del Pecado
En nuestra vida cotidiana, el pecado es una realidad innegable. No podemos ignorarlo ni darle otros nombres. Sin embargo, para comprender verdaderamente su naturaleza, es fundamental reconocer nuestra profunda conexión con Dios. Fuera de esta relación, el pecado puede enmascararse y pasar desapercibido, pero su influencia sigue afectando nuestras vidas y la historia en general.
El pecado y la Revelación divina:
Para entender plenamente el pecado, debemos recurrir a la Revelación divina. Solo a través del conocimiento que Dios nos ofrece podemos comprender claramente el pecado y resistir la tentación de explicarlo como un simple defecto o una debilidad humana. El pecado es, en realidad, un abuso de la libertad que Dios nos ha dado para amarlo y amarnos mutuamente.
La verdad esencial de la fe: el pecado original:
A medida que la Revelación se desarrolla, se ilumina la realidad del pecado. En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios tenía un conocimiento limitado de la condición humana a través del relato de la caída en el Génesis. Sin embargo, solo a través de la muerte y resurrección de Jesucristo se revela plenamente el significado último de esta historia. Para comprender a Adán como fuente del pecado, debemos conocer a Cristo como fuente de gracia. El Espíritu-Paráclito, enviado por Cristo resucitado, nos convence de la realidad del pecado y nos revela a nuestro Redentor.
El pecado original y la Buena Nueva:
La doctrina del pecado original es inseparable de la Buena Nueva de que Jesús es el Salvador de todos los hombres. Todos necesitamos salvación y gracias a Cristo, esta salvación se nos ofrece. No podemos negar la realidad del pecado original sin comprometer el Misterio de Cristo, quien vino a rescatarnos.
La Revelación nos asegura que el pecado original cometido por nuestros primeros padres ha dejado una huella en toda la humanidad. Sin embargo, debemos recordar que donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. El poder redentor de Cristo nos ofrece la esperanza y la oportunidad de ser liberados del pecado y reconciliados con Dios.
Los invito a leer el Catecismo de la Iglesia Católica (La realidad del pecado): https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s2c1p7_sp.html