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Hoy quiero que reflexionemos sobre una historia sencilla, pero poderosa, que nos enseña una gran lección sobre seguridad. En un pequeño pueblo de montaña, los niños solían jugar cerca de un peligroso precipicio. Con frecuencia, uno de ellos caía, sufriendo heridas graves o incluso perdiendo la vida. Para solucionar este problema, los habitantes del pueblo decidieron invertir en una ambulancia para llevar a los niños al hospital cada vez que ocurriera un accidente.
Hasta que un anciano sabio del pueblo preguntó: “¿No sería más inteligente construir una valla alrededor del precipicio para evitar que los niños caigan en primer lugar?”.
Este mismo enfoque es el que debemos aplicar en nuestro trabajo. En lugar de reaccionar a los accidentes cuando ya han ocurrido, debemos anticiparnos y tomar medidas para evitarlos. Porque, al final del día, prevenir siempre es más barato y menos doloroso que lamentar.
¿Cómo aplicamos esto en nuestra empresa?
Muchas veces, cuando ocurre un accidente, la primera solución que se nos ocurre es comprar equipo nuevo o implementar medidas costosas. Pero en la mayoría de los casos, la verdadera solución es mucho más simple y efectiva: eliminar la causa raíz del problema.
Pongamos un ejemplo práctico: si un trabajador se resbala y cae por culpa de un derrame de aceite en el piso, la respuesta no debería ser simplemente comprar calzado antideslizante. Aunque este equipo de protección ayuda, la mejor solución es identificar y corregir el problema desde la raíz:
- Evitar que el aceite o grasa se derrame en primer lugar implementando mejores procesos de almacenamiento y manipulación.
- Establecer un procedimiento de limpieza inmediato para eliminar cualquier derrame antes de que alguien pueda pisarlo y resbalar.
- Capacitar a todo el equipo sobre la importancia de mantener las áreas de trabajo limpias y seguras.
Este enfoque no solo nos protege de accidentes, sino que también nos ahorra dinero y tiempo. Porque un trabajador lesionado significa costos médicos, pérdida de productividad y, lo más importante, el bienestar de una persona en riesgo.
El rol de cada uno en la prevención
Prevenir accidentes no es solo responsabilidad de la empresa o del supervisor. Todos y cada uno de nosotros tenemos un papel fundamental en la seguridad de nuestro entorno de trabajo. Aquí algunos puntos clave que debemos recordar:
- Observa y actúa: Si ves una condición insegura, como un derrame, una herramienta defectuosa o un cable suelto, no lo ignores. Repórtalo o corrígelo si está en tus manos hacerlo de manera segura.
- Sigue los procedimientos establecidos: Las normas de seguridad existen por una razón. No están para hacer nuestro trabajo más difícil, sino para asegurarnos de que volvamos a casa sanos y salvos al final del día.
- Usa el equipo de protección personal (EPP): Aunque nos sintamos cómodos sin él o pensemos que el riesgo es mínimo, el EPP puede marcar la diferencia entre un día normal de trabajo y un accidente grave.
- Mantén una actitud proactiva: No esperemos a que ocurra un accidente para hacer algo al respecto. Preguntémonos siempre: ¿hay algo que podamos mejorar para evitar que ocurra un incidente en el futuro?
Un compromiso con la seguridad
La seguridad no es un gasto ni una molestia. Es una inversión en nuestra salud, en nuestra productividad y en nuestra calidad de vida. Por eso, los invito a que adoptemos el pensamiento del anciano sabio del pueblo y elijamos construir “vallas” en lugar de comprar “ambulancias”.
Si prevenimos los riesgos antes de que ocurran, no solo evitamos accidentes, sino que creamos un ambiente de trabajo más seguro, eficiente y armonioso para todos.
Así que manos a la obra: observemos nuestro entorno, detectemos peligros y busquemos soluciones antes de que sea demasiado tarde. La seguridad comienza con cada uno de nosotros.
¡A trabajar con seguridad y compromiso! ¡Gracias por su atención!.